Y en esa tarde, en esa visita, en esa hora, pasó algo que me hizo entender muchas cosas. Cosas importantes sobre mi felicidad. Y sobre la tuya.
Déjame contarte lo que fue, y mostrarte esta lección de vida para que tú también la implementes desde hoy mismo.
El Cuerpo Humano es Increíble
Si no sabes lo que es, el Cirque du Soleil es una compañía circense muy particular, que existe desde hace unos 20 años. Es un circo sin animales, y por eso es una de las cosas más hermosas que yo haya tenido la suerte de ver. Tienen actos permanentes en varias partes del mundo (como Las Vegas y Orlando), y también hacen giras con cada uno de sus espectáculos.
Son eventos increíbles en donde la gente (los artistas del circo) muestran lo maravillo que es el cuerpo humano. Malabaristas, contorsionistas, equilibristas, payasos, músicos y demás juntan en escena un espectáculo lleno de colores, sonidos y experiencias impresionantes. Si alguna vez tienes la oportunidad de ir a verlos, no te lo pierdas por nada en el mundo. Es una de esas cosas que vale cada céntimo que pagas (mmm, me pregunto qué Programa de Coaching Grupal maravilloso cof-cof-TNC-cof también vale cada céntimo 😉 ).
Plantando las semillas…
Pues bueno, allí estábamos nosotros listos para ver «Quidam», en nuestros asientos cerquita del escenario. La primera vez que fuimos a un espectáculo del Cirque du Soleil fue «Alegría» y estábamos un poco lejos, así que esta vez decidimos comprar los mejores billetes que conseguimos. Mientras esperábamos que comenzara, mi hija Marian me toma de la mano y me lleva a caminar entre las demás sillas, acercándoce cada vez más al escenario.
La oportunidad fue dorada y no la desaproveché. Le dije a su oído:
Marian, tú puedes ser lo que quieras. Cuando seas grande, puedes estar en uno de esos escenarios si quieres. Puedes hacer feliz a la gente. Vas a tener gente que te va a mirar y va a ser feliz por lo que tú haces, y te va a apluadir.
Ella se volteó a mirar a la gente que estaba sentada, llenando todo el teatro. Creo que me entendió.
Luego, comenzó el espectáculo y la beba lo miró íntegro, casi ni parpadeó. Más de dos horas (contando el entre-acto de 20 minutos) y mi niña de apenas 16 meses estuvo atónita mirando cada movimiento, cada luz, cada color, y siguiendo muy de cerca cada nota que escuchaba. Fue mágico, y se nota que ella lo aprovechó al máximo, mientras mi esposo se reía de mi hijo y de mí a la vez que nos cerraba la boca abierta del asombro.
Pero no sólo una bebé de 16 meses es capaz de aprovechar y sentir profundamente la fascinación y la felicidad que nos produce el ver a la gente expresar su máximo potencial…
Date el Permiso
En realidad, todos somos capaces de expresar ese máximo potencial nosotros mismos – si nosotros nos damos el permiso de hacerlo.
En un momento del espectáculo, uno de los payasos comienza a reclutar gente del público. Ese es usualmente el momento en el que yo me arrepiento profundamente de tener asientos tan buenos, porque entro en pánico nada más de pensar que me vayan a escoger a mí.
Pero esta vez les tocó a otros.
Tenían que desempeñar un «papel» en una «película» que el payaso estaba filmando. Eran 4 personas, tomadas arbitrariamente del público. Por supuesto, entre ellos ninguno se conocía. Pero en la «película» eran mujer, amante y pretendiente (y el cuarto era el que sonaba la claqueta – ese la tenía fácil).
Ya te imaginarás las cosas que les tocaba a hacer a la pobre gente en la bendita película. Por supuesto, todos los del público estábamos muertos de la risa. Los movimientos del payaso eran exageradísimos y la cara de ellos viendo lo que iban a tener que hacer era todo un poema.
Pero ¿sabes qué? Ellos decidieron seguir el juego.
Y decidieron darse el permiso de expresarse libremente. De ser. De ser felices.
Todos hicieron su papel de la forma más abierta que me pueda imaginar. ¡Si es que hasta parecía que lo hubiesen hecho de toda su vida! Con un humor envidiable, una comunicación como si se conocieran desde el preescolar, y una habilidad tremenda para hacernos reir a todos por su naturalidad, frescura y soltura.
Y yo pensé,
Eso es lo que es capaz la gente de hacer cuando se da permiso de ser libre.
Sí, y cuando el ambiente se lo permite.
Libérate y Toma tu Felicidad en tus Manos
En realidad, vivimos nuestra vida atados de manos. Cohibiéndonos de hacer cosas.
Por vergüenza. Por temor a que se rían de nosotros, o a que nos tilden de ridículos. Por miedo a quedar mal o a «salir de lo estándar». Porque nos da pánico no dar la talla, no ser lo que los demás esperan de nosotros.
Pero, ¿qué esperamos nosotros de nosotros mismos?
Yo espero cosas grandiosas, sí, pero, a la vez, espero equivocarme.
¡Porque sé que lo haré! ¿De qué sirve exigirme ser perfecta si en el fondo sé que cometeré errores?
Ese es mi gran desafío, el desafío que, con los años, he aprendido a superar.
He aprendido a perdonarme. Y he aprendido a aceptarme. He aprendido a quererme, a cuidarme y a amarme. Tal como soy.
Y, gracias a eso, he aprendido a ser más feliz.
Hoy quería compartir esto contigo, porque creo que muy poca gente lo dice.
Ser feliz es tu decisión. Es un hábito que se practica. Es perfectamente posible.
Sé feliz.
Ser feliz es tu decisión. Es un hábito que se practica. Es perfectamente posible. ¡Sé feliz! pic.twitter.com/0X19ooiU4x
— Maricarmen Grisolía (@minuevadieta) marzo 10, 2014
Me ha encantado tu relato. Y tienes razón, «ser feliz» es nuestra decision.
Gracias por recordárnoslo.
Un beso.
Jacqui