Cada vez que te miraste al espejo con rabia, decepción o tristeza, y has dicho "¡No me gusta mi cuerpo!", no eras tú hablando, sino lo que aprendiste a pensar de ti.
Sí, te enseñaron a odiar a tu cuerpo. Y hoy vengo a ayudarte a cambiar eso.
Si tratas de motivarte con fotos y mensajes de personas fit que están muy en forma, pero en el fondo te dices que tú nunca vas a lograr tener un cuerpo así…
Si te atrae mucho el mensaje de aceptarte y quererte, pero cuando te ves en el espejo no concibes cómo vas a poder quererte si luces como luces actualmente…
Si sientes vergüenza y rechazo por tu cuerpo y te da rabia y tristeza no conseguir adelgazar…
Este artículo es para ti. Porque hoy te voy a enseñar cómo poner fin a esa guerra.
Mira a continuación el video, o lee directamente más abajo:
No has nacido pensando que no te gusta tu cuerpo
Esta es una verdad que probablemente has olvidado.
No nacemos odiando nuestro cuerpo. Es algo que hemos aprendido a hacer a lo largo de los años.
A veces sin palabras, solo por observar ciertas situaciones. Otras veces con frases que escuchamos decir a los demás, o que nos dijeron directamente, incluso con buena intención.
Pero esas frases se quedan grabadas por dentro como cicatrices invisibles. Y tienen un efecto muy fuerte sobre nuestra visión de nosotros mismos.
Nos hacen tratarnos con juicio, con autoexigencia, con crítica… con castigo.
Y eso termina teniendo un efecto muy negativo sobre nuestro comportamiento alimentario y sobre nuestra relación con la comida.
10 experiencias que te enseñaron a detestar tu cuerpo y sufrir por tu peso
- Compararte con los demás en tu niñez.
- Escuchar a tu madre hablar mal de su cuerpo.
- Sentir vergüenza por querer repetir el plato o pedir postre.
- Ser castigado con dietas cuando subías de peso.
- Escuchar que te ves mejor cuando adelgazas, como si fuera un halago.
- Ver que la ropa que querías no era para tu talla.
- Ser la persona simpática, pero nunca la atractiva.
- Que te dijeran que solo vas a estar feliz o saludable cuando bajes esos kilos.
- Asumir que si comías de más era porque no tenías autocontrol ni fuerza de voluntad.
- Escuchar que si de verdad te quisieras, tendrías que cuidarte más.
Algunas de estas frases suenan inocentes. Incluso puede que las hayas escuchado de personas que realmente te quieren y se preocupan por ti. Pero la realidad es que tienen un efecto muy negativo sobre tu autopercepción y sobre cómo te relacionas contigo.
Te han llevado a creer que mientras más te critiques, mientras más te exijas, mientras más te detestes y más te castigues, más te vas a cuidar.
Que si te avergüenzas lo suficiente, vas a dejar de comer.
Que si ignoras lo suficiente lo que realmente quieres, vas a cambiar.
Que si te restringes lo suficiente, vas a adelgazar.
Pero ocurre todo lo contrario:
Más ansiedad.
Más rebeldía.
Más descontrol.
La culpa, la exigencia y la restricción no son autocuidado.
Son automaltrato.
Es lo que yo llamo “el látigo”.
De "no me gusta mi cuerpo" a "me quiero y me cuido": Cambiando las creencias limitantes sobre tu cuerpo
Lo bueno de las creencias es que son eso: creencias. Ideas o pensamientos que tenemos en la mente y que creemos que son verdad, pero que no necesariamente lo son.
Así como hemos aprendido a creer en esas ideas, podemos dejar de creer en ellas. Podemos decidir ya no hacerles caso y construir nuevas creencias. Nuevas ideas que sí nos aporten y nos acerquen a lo que queremos y nos ayuden a tener mejor autoestima.
Por ejemplo:
- Si te comparaste con otros en tu infancia, recordar que la forma del cuerpo no es una competencia.
- Si creciste escuchando a tu madre hablar mal de su cuerpo, recordar que no tienes por qué heredar sus inseguridades.
- Si sentiste vergüenza por pedir postre, entender que el hambre es fisiológica.
- Si te castigaste con dietas por subir de peso, recordar que tu cuerpo necesita cuidado, no castigo.
- Si te dijeron que te ves mejor cuando adelgazas, recordar que tu valor no depende de un número.
- Si pensaste que la ropa que te gusta no es para ti, entender que la ropa debe adaptarse a tu cuerpo, no al revés.
- Si te encasillaron como “el simpático”, recordar que tus cualidades no dependen de cómo luces.
- Si te dijeron que solo serás feliz o saludable cuando bajes de peso, recordar que ni la felicidad ni la salud dependen de eso.
- Si creíste que comer de más es falta de voluntad, recordar que eso es una señal de que necesitas escucharte mejor.
- Si escuchaste que si te quisieras te cuidarías más, recordar que cuidarte no es cambiar tu peso ni la forma de tu cuerpo, sino cómo te tratas.
EXPERIENCIA DAÑINA | Nueva creencia saludable |
---|---|
Te comparaste con otros en tu infancia | La forma del cuerpo no es una competencia |
Creciste escuchando a tu madre hablar mal de su cuerpo | No tienes por qué heredar los miedos e inseguridades de los miembros de tu familia |
Te han hecho sentir vergüenza por repetir plato o pedir postre | El hambre y las ganas de comer son sensaciones fisiológicas y es absurdo criticarlo |
Te has castigado con dietas cada vez que has subido de peso | Tu cuerpo necesita cuidado, no castigo |
Te han dicho que "te ves mejor" cuando adelgazas | Tu valor y atractivo no dependen de tu peso sino de lo que tú decidas |
No encuentras ropa que te guste de tu talla | Tienes derecho a vestirte de una forma que te guste y te resulte cómoda (ese derecho no se gana según tu peso) |
Te etiquetan como la persona "simpática" pero nunca como alguien "que llama la atención" | Tus cualidades no depende de tu físico, y cualquier tipo de físico puede ser atractivo |
Te dicen que solo serás feliz y saludable cuando adelgaces | Ni la felicidad ni la salud depende del peso, sino de tu autoimagen y de tus hábitos |
Creíste que comer de más es una falla de autocontrol y falta de voluntad | Comer de más a veces no indica falta de fuerza de voluntad sino necesidad de escucharte |
Escuchaste que si te quisieras te cuidarías más | Cuidarte no es cambiar tu peso ni la forma de tu cuerpo, sino el cómo te tratas |
El Proyecto Tú
Cambiar no es solo entender algo.
No se trata de repetir frases bonitas ni de compartir frases en Instagram. Se trata de integrarlo, de practicarlo, de volverlo parte de quién eres en tu día a día.
Incluso en los días difíciles.
Cuando éramos pequeños, no teníamos más remedio que aprender lo que nos transmitían.
Pero ahora, de adultos, podemos elegir.
Podemos reconocer estas creencias, el dolor que nos han causado, el sufrimiento que generan. Y desde ahí, dar el primer paso para cambiar.
Dejar de sentir culpa. Empezar a recuperar nuestro poder. Conectar con la posibilidad de avanzar sin sufrir.
Cambiar la historia que nos contamos:
No es “cuando baje de peso me voy a gustar”.
Es “hoy me voy a querer porque lo merezco, y por eso voy a cuidarme”.
Porque cuidarte no es castigarte.
Sufrir no es avanzar.
Tu cuerpo no es el enemigo.
Es tu compañero.
Y te necesita de tu lado, con amabilidad, no con guerra.
¿Qué tal si este verano el proyecto no es tu cuerpo, sino tú?
Y lo que viene puede marcar un antes y un después en tu relación con tu cuerpo.
Si llegaste hasta aquí, ya formas parte de esto.
No es una dieta, ni un método especial, ni un truco.
Es una invitación a realizar un cambio profundo desde dentro.
El Proyecto Tú está comenzando.
¿Te animas?
Excelente !!!! luchas gracias por tus palabras y apoyo
Qué bueno Jhana, me alegra mucho que te sientas apoyada! <3