• 22 febrero, 2024
  • 22 febrero, 2024

Cómo el perfeccionismo y la culpa desatan tu descontrol con las comidas

Por Maricarmen GrisolíaPhD, Dietista-Psiconutricionista, Coach Certificada

¿Te has fijado que la mayoría de personas que comienzan una dieta la acaban abandonando? O, incluso peor, acaban descontrolándose más con sus comidas.

De hecho, muy probablemente ya te ha ocurrido a ti. Muy probablemente más de una vez.

En este articulo vamos a comprender porqué sucede esto y qué tienen que ver en ellos la culpa y el perfeccionismo crónico.

Este artículo es una colaboración exclusiva para el blog de Mi Nueva Dieta, de parte de Alejandro Vera de grullapsicologiaynutricion.com

Punto de partida

En mi consulta recibo a diario cantidad de casos de personas que tienen algún problema relacionado con la alimentación, lo cual me hace estar especialmente atento y reflexivo acerca de las relaciones que las personas tenemos con la alimentación.

Recuerdo que durante la cuarentena impuesta por la pandemia de la COVID, muchas personas nos decían a los profesionales de la salud mental "después de esto váis a tener mucho trabajo", haciendo alusión a secuelas psicológicas y emocionales que estaba causando esta.

Lo cierto es que se ha cumplido la premisa, es cierto que hemos recibido un volumen mucho mayor de pacientes en los últimos meses. Sin embargo, mi sorpresa tiene que ver, con que un grueso importante de estas personas que han decidido ir a terapia, lo han hecho porque durante este periodo se han descontrolado con la alimentación.

De modo qué, quiero contarte las conclusiones que he extraído para que podamos sacar algo constructivo de todo esto.

Una lucha interrumpida

Estar confinados en casa es una experiencia que para la mayoría de personas no es plato de buen gusto (nunca mejor dicho). Antes de que esta comenzase, las personas ya teníamos algún asunto pendiente con la alimentación: problemas de atracones, procesos abiertos de pérdida de peso, comenzar la operación bikini de cara al verano y un largo etcétera de posibilidades.

En cualquiera de los casos, el objetivo suele ser mejorar nuestra imagen personal y esto pasa por controlar un poco lo que comemos, hacer deporte y cuidarnos esa ansiedad que puede llevarnos a lo que comúnmente conocemos como hambre emocional.

Seamos realistas, bajar de peso no es un proceso sencillo, conlleva esfuerzo y mucha motivación. En este contexto personal, de repente, nos tenemos que encerrar en casa.

En casa estamos aburridos, tenemos más tiempo para pensar y tampoco podemos salir a la calle a correr. La nevera se encuentra más visible que nunca y hacemos del sofá, nuestro hábitat natural.

Mientras tanto, la mayoría de consejos que recibíamos consistían en que mantuviésemos unas rutinas, hiciésemos deporte y cuidásemos lo que comemos.

Quizás hayas podido hacerlo así, pero muchas personas difícilmente han encontrado la motivación para hacer todo esto y mantener al mismo nivel sus planes iniciales. Esto es normal, necesitamos luz, estímulo y refuerzos positivos de otras personas para mantener la ilusión y seguir conectados con nuestros retos personales.

En resumen, bajar el listón en estas circunstancias, es una respuesta completamente natural y humana.

La autoexigencia, los "deberías" y la culpa

Cómo te decía anteriormente, bajo mi punto de vista, la situación invitaba a bajar el listón. A mí mismo me ha ocurrido, entendí que si no me apetecía cocinar, ni aprovechar el tiempo para estudiar más, debía darme el permiso y comprender que no soy una máquina inagotable de energía.

Lo paradójico de esto, es que muchas personas tras pasar por este periodo de confinamiento, no solamente es que se hayan “relajado”, si no que se han descontrolado con la alimentación ¿Por qué ocurre esto?

Yo lo llamo el efecto de perdidos al río, y tiene mucho que ver con la autoexigencia personal y el perfeccionismo crónico.

Cómo afecta el  perfeccionismo nuestra alimentación

Las personas que tienden al perfeccionismo crónico y que hacen de la culpa su compañera de viajes habitual, tienen una forma de pensar que se llama pensamiento dicotómico.

Esto es, o todo o nada, o triunfo o fracaso.

Las personas perfeccionistas tratan de tener todo controlado y hacer las cosas de manera que siempre se encuentren en el orden adecuado y de la manera en que desean.

Sin embargo, hay veces en la vida que las circunstancias no acompañan, bien porque no tenemos fuerzas para ello, o bien porque ocurre algo externos que nos paraliza o nos dificulta las cosas.

Esto es esencia lo que ha ocurrido, es difícil encontrarle el sentido a nuestros planes entre las paredes de nuestra casa y llenos de incertidumbre. La situación invitaba a hibernar. Sin embargo, no entender esto, supone frustrarse con uno mismo, entrar en modo “no estoy haciendo lo que debería” y cómo efecto dominó, abandonarse del todo.

Generalmente vemos a la persona perfeccionista como alguien muy capaz, ya que suele ser un león o leona que consigue todo lo que se propone. Y en general suele ser así, sin embargo, suelen carecer de una habilidad muy importante para tener éxito: la de incorporar el fallo.

Si estamos acostumbrados a siempre ganar y vivir del éxito constante, nos encontraremos muy contrariados cuando algo no sale cómo esperábamos.

Esto se hace muy evidente en las adicciones, donde una persona que lleva varios meses “limpio”, de repente, un día decide volver a consumir.

Generalmente la interpretación que hace el paciente de las recaídas es la de vuelta atrás y por tanto, de fracaso. Sin embargo, yo siempre hago mucho hincapié en que es parte del proceso. ¿Quién es capaz de mantenerse siempre imperturbable, decidido y fuerte en su postura?

Avanzando hacia la flexibilidad

Ese pensamiento dicotómico del que te hablaba, empuja a las personas a pensar que o lo hacen perfecto, o no lo hacen. Esto bajo mi punto de vista, es un error.

Una situación como el confinamiento debe ser entendida como un momento para “salvar” los muebles. Entender que tenemos que bajar nuestras expectativas y hacerlo medianamente bien.

Esto que podría ser visto cómo un hecho aislado, es lo mismo que le sucede a las personas que siguen dietas muy restrictivas, porque siempre hay una Navidad, una cena especial, un mal día en el trabajo o una mala noticia, que nos lleva a perder nuestros objetivos momentáneamente.

Si no entendemos que esto es una parte natural de cualquier proceso y nos permitimos ser “humanos”, estaremos eternamente peleados con nosotros mismos.

Y aunque en este artículo me esté refiriendo a la alimentación, esto es extensible a cualquier otro reto personal que nos pongamos.

Artículo escrito por Alejandro Vera

Psicólogo general sanitario y técnico en nutrición y dietética. Soy especialista en trauma y problemas de alimentación. Soy parte del equipo de Integra Terapia y puedes encontrarme en Grulla psicología y nutrición.
¿Te confiesas perfeccionista con tu alimentación?

Cuéntanos a Alejandro y a mí si te identificas con lo que has leído y si has caído en la trampa del perfeccionismo con tu alimentación, generándote culpa y, consecuentemente, descontrol.

Esperamos que el artículo te haya resultado útil y no dejes de compartir aquí tus dudas y preguntas con Alejandro, que estará contento de responderlas.

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    ¡Hola! Soy Maricarmen Grisolía.
    Me encanta comer, soy mamá de 3 y he perdido 20 kg desde mi último embarazo.  También soy Dietista-Nutricionista diplomada en Francia, Dra. en Fisicoquímica Teórica, Lic. en Educación y Coach Nutricional Certificada. Aquí te enseño una forma inteligente de comer que te permitirá adelgazar y ganar libertad, salud y una vida más feliz.
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